El verdadero significado de un Educador

Por Daniela A. Cantillo Páez

“Un buen docente no es sólo el que sabe enseñar sino el que sabe aprender, el que puede mostrar cómo aprendió y sigue aprendiendo, el que consigue apasionar a sus alumnos para que sigan buscando e interrogándose”. Nahla (2013).

La anterior cita nos figura al docente como un facilitador en la vista de sus estudiantes, debido a que es la herramienta para motivar y fortalecer el aprendizaje significativo. Así mismo, potencializando sus capacidades, destrezas, habilidades y competencias con el fin de convertirse en un generador de cambios.

Los docentes deberíamos centrarnos en formar entes creativos, soñadores, investigativos e innovadores capaces de transformar su contexto, construyendo la felicidad integral en sus educandos. Dejando atrás todo currículo monótono que minimiza las fortalezas y habilidades del infante.

Bir (2018) afirma. “Le hemos mentido a nuestros estudiantes, les hemos dicho que ellos son el futuro, que un día serán mayores y harán del mundo un lugar mejor. Lo que he aprendido es que no son el futuro. Son el presente, el ahora”. El docente tiene que educar y estar enfocado al momento de ejercer su labor, ya que es el mediador de promover un aprendizaje valorativo. Por consiguiente, debemos retroalimentar sus conocimientos teniendo como propósito una educación activa (maestro y estudiante).

La práctica pedagógica es múltiple, si reflexionamos entre el ser y el deber ser de la actuación del docente encontramos que nos corresponde orientar a nuestros estudiantes. Cuyo objetivo enfrentar situaciones a lo largo de su vida, y no para el momento. Tener un buen manejo de conflictos, toma de decisiones asertivas ejerciendo una labor social. Pero, muchas veces se nos hace complejo puesto que, cada niño es diferente y su aprendizaje es diverso. Por lo tanto, el docente debe encontrar estrategias didácticas eficientes para resultados óptimos.

“Pedagógico son los conocimientos, construidos de manera formal e informal por los docentes; valores, ideologías, actitudes, prácticas; es decir, creaciones del docente, en un contexto histórico cultural, que son producto de las interacciones personales e institucionales, que evolucionan, se reestructuran, se reconocen y permanecen en la vida del docente” según (Díaz, 2001). Por ello, el docente tiene que fomentar su sabiduría experiencial y su creatividad para hacer frente a las situaciones únicas, inciertas y conflictivas que estructura la cotidianidad en las aulas de clases.

Finalmente, concluyó como docente debemos de ser coherentes al momento de enseñar,  teniendo en cuenta nuestra posición y reconociendo al aprendizaje como un proceso mutuo, aplicando metodologías pertinentes que fortalezcan las habilidades de cada educando.

“El mejor título que puedes llegar a alcanzar en esta vida, es el que puedes conseguir en educarte como ser humano. No solo lo conceden los colegios, ni universidades, sino el esfuerzo, el empeño, los valores, la sociabilidad y confianza que tú aportes y les brindes a los demás. Por eso, edúcate para la vida, y no para el momento.”