La Educación: Una forma de Educarse para la vida

Por Daniela A. Cantillo Páez

La expresión “educación para la vida” plantea diversos interrogantes referentes al concepto de la misma y como ha venido evolucionando en el trascurso de los años. Se puede definir educación como un proceso permanente de desarrollo y mejoramiento del hombre como ser humano, esto quiere decir que la educación es un proceso que acompañará al hombre durante su ciclo de vida, una interacción del ser humano con la naturaleza. La educación se ha convertido hoy en día en un proceso humano individual, una aspiración y necesidad social. 

Por lo tanto no se puede decir que educar no son simples actividades formativas que se determinan en ciertas etapas de la niñez, sino todo lo contrario. Educar es sinónimo de enseñar para la vida, como interactuar en el contexto y formarse con valores, habilidades  y competencias con el fin de aportar una huella a la sociedad. La investigación y reflexión pedagógica muestran que la educación no es un simple crecimiento biológico o psicológico, ni adaptación social, sino un desarrollo efectivo e integral del hombre. 

Vigotsky nos menciona que “para comprender al ser humano y su desarrollo es necesario que este forme una integración social con el medio que le rodea llevando al estudiante a construir nuevos conocimientos. El individuo no se construye en el aislamiento, sino en un entorno social.” Esto quiere decir que el desarrollo de educación como proceso dinámico y producto optimizante se origina y se desarrolla por medio de la interacción que tiene el individuo con su medio social.

La educación, en su proceso de enseñanza y aprendizaje se fueron influenciando a partir de los aportes de la ilustración por Immanuel Kant, lo cual se han potenciado y desarrollado en el sistema escolar a través de los currículos. (Neira, 2010).

 “Estamos condenados a ser libres” es una frase del filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los máximos exponentes del existencialismo. El teórico hace referencia que la libertad es inherente a las condiciones humanas y que, por ello, el hombre es absoluto responsable del uso que haga de esta. También mencionan que el ser humano es un ser social por naturaleza y que, si no lo es, está condenado a serlo, si quiere ser hombre. Aquí radica el valor de educación, y cada individuo que se eduqué es protagonista de su propio proceso. Por lo cual la naturaleza es participe del proceso educativo. 

Estoy de acuerdo con esta postura ya que el entorno social influye en los procesos de aprendizaje, la comprensión y el entendimiento del niño, si este se encuentra aislado no podrá crear y construir nuevos conocimientos que se adquieren y se adoptan al momento de interactuar en el contexto social y mucho menos va a aprender como los demás de la misma forma socio-cultural, por lo anterior este puede quedarse en su zona de confort con los conceptos básicos que tenga pero no va a lograr a ser alguien para la sociedad. 

La educación se divide en ciertas modalidades, “formal”, “no formal” e “informal”, estas denominaciones corresponden a etiquetas puestas a diversas formas de organización y formalización. Para Ortega (2005) lanzo la siguiente afirmación, “no hay educación formal, no formal e informal, si algo es educación, es formal, si es no formal o es informal, no es educación.”  Merino, 2005, 113; subraya a la educación como un proceso y producto social y permanente que se desarrolla a lo largo de toda la vida del ser humano. 

Esto quiere decir aunque se desarrolle la educación dentro de la escuela o fuera de ella, es un proceso permanente, único y diverso a la vez, integral e integrador, porque comprende de múltiples dimensiones, se despliega a lo largo de la vida de cada hombre y se hace operativo a través de formas de relación y de organizaciones diferentes. 

Para finalizar la educación es y siempre será un establecimiento que transmitirá y enseñara conceptos, conocimientos, valores, cultura, entre otras. Ya sea que se lleven a cabo dentro o fuera de esta, es y siempre será educación.